Mireia Belmonte Fotos: Mark J. Terrill y Michael Sohn (AP) |
Esto hizo plantear la relevancia del deporte femenino en nuestro país, y el bajo nivel mostrado en otros deportes, tales como el atletismo y el fútbol. Y bueno con esos resultados en la mano está claro que en el deporte femenino se está trabajando bien desde la base, que en el atletismos, salvo Ruth Beitia, cuarta clasificada en salto de altura, se hizo un ridículo considerable, y que en fútbol el ridículo fue absoluto con solo un empate y ningún gol logrado ante selecciones muy inferiores como Japón, Honduras y Marruecos.
Otro de los debates que hubo en este verano era que todos estos deportes minoritarios tuvieron un seguimiento más que aceptable en televisión y sí este seguimiento tendría su continuidad al comienzo de las distintas competiciones.
Pero la realidad es otra, una vez pasada la fiebre Olímpica, tanto las competiciones femeninas como la de otros deportes masculinos cuentan con escasos espectadores que asistan en directo (salvo honrosas excepciones como podría ser el caso del Perfumerías Avenida de Salamanca, que llena su pabellón todas las semanas) y con muy bajas audiencias televisivas (en los pocos eventos que retrasmiten).
Entonces la pregunta sería; ¿Por qué este escaso seguimiento? A mí, que sigo bastantes deportes y entre ellos suelo acudir a baloncesto femenino con asiduidad, se me ocurren varias causas por los que estos deportes no tienen el seguimiento que merecen:
La primera es bastante obvia, en este país guste o no guste, cuando se habla de deporte es equivalente de hablar de futbol, se habla durante la semana, los días de partidos, después de estos y de los protagonistas. Los futbolistas cobran sueldos millonarios, y aunque este feo decirlo por la situación económica del país, si lo ganan es debido a que lo generan, y un precio que nos pueda parecer escandaloso, en muchos de los casos el club recupera esa inversión y además le saca beneficios.
Por todo esto, apenas queda espacio para publicitar a otros deportes.
La segunda es derivada de la primera, la poca publicidad en los grandes medios hace que la gente no sepa que en su ciudad hay un club de baloncesto o balonmano femenino, de waterpolo o que en la piscina de su barrio hay competiciones de natación.
Becky Hammon Foto:Jesús M. Moreno |
Quede claro que algunas de estas cosas, como lo de la camiseta, hacerse una foto, etc, no me parece mal si se hace de una forma privada, pero es que algunos parece que van a saltar en un tiempo muerto a pedirle que pose con él para una foto.
¿Qué pasa con esto? pues que después las personas y los pequeños medios de comunicación que trabajan bien, que los hay y muchos, tienen más dificultades para tener acceso a las jugadoras, ya que estas se muestran remisas por todo este "acoso" que reciben.
Dicho así suena duro, pero yo que he tenido la suerte de trabajar desde dentro de un club se de lo que me hablo.
Lo voy a plantear con un par de ejemplos para que se entienda mejor:
El primero fue en una tertulia en una emisora de radio que me invitaron, fue la primera y la última vez que salí en antena en dicha emisora, pues bien se hablaba del arranque de la Liga Femenina de baloncesto, y uno de los contertulios hablando de una jugadora, que ese año jugaría en Ros Casares, culminó su spich diciendo, "por no decir lo buena que está". LAMENTABLE.
La segunda fue en un partido de Euroliga jugado en Madrid, venía el equipo ruso del Spartak, en él jugaba una de las estrellas de la WNBA, esta jugadora es americana pero nacionalizada rusa, pues bien, nadie pidió que acudiera a la rueda de prensa ni esta jugadora ni ninguna otra (en esta competición se puede pedir la presencia, además de los técnicos, de una jugadora por equipo) pero si la estaban esperando a la salida del pabellón para hacerse fotos con ella. Supongo que eso tiene más interés que las declaracines que pudiera hacer.
En definitiva, será muy complicado lograr que los deportes minoritarios tengan su minuto de gloria en los medios, pero lo que si podemos entre todos es dignificar el trabajo que hacen estos hombres y mujeres en su disciplinas deportivas, y que no solo sea cada cuatro años.
Jesús M. Moreno
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