El Obispo de Alcalá de Henares pide que se le quite a la mujer su derecho a votar

El obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Plà. Foto: EFE

Es cierto que gilipollas, por llamarle algo suave, hay en todas partes, los hay de distintas razas, de distintos sexos y de distintas religiones. Pero el Obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Plá, quiere superar la categoría de gilipollas e ir más allá.

La última perla de este vividor es decir que a las mujeres no deberían permitirle su derecho al voto, ya que según este personajillo, últimamente están pensando demasiado por su cuenta. Este tipo se olvida que su madre también era una mujer, y que si ella hubieran tenido libertad de pensamiento y pudieran vislumbrar como iba a ser su hijo en un futuro, seguro él no estaría en este mundo, ya que seguramente hubiera abortado antes que traer a la tierra a esta basura de ser humano.

Esta es solo una perla de la cantidad de mierda que sale de la boca de este imbécil, ya que en otras ocasiones comparó el aborto con la Guerra Civil, indicando que se trataba de un holocausto silencioso.
En otra ocasión dijo esto de los homosexuales: “Quisiera decir una palabra a aquellas personas que hoy, llevados por tantas ideologías, acaban por no orientar bien lo que es la sexualidad humana, piensan ya desde niños que tienen atracción hacia las parejas del mismo sexo, y a veces para comprobarlo se corrompen y se prostituyen. O van a clubes de hombres. Os aseguro que encuentran en el infierno”.
Por si fuera poco en 2011 publicó, en la web de su diócesis, una guía para curar la homosexualidad.

Para cerrar el circulo, Reig Pla había levantado polémica al celebrar la misa anual en el cementerio de los mártires de Paracuellos del Jarama junto a una bandera de España con el águila franquista, colocada en el mismísimo altar, y ante la presencia de figuras destacadas de la ultraderecha, como Blas Piñar.

Me pregunto que pensará este individuo de los crímenes de la Iglesia, o de los religiosos que violan a indefensos niños. Supongo que hará como la mayoría mirar para otro lado y darle una palmadita en la espalda a su compañero.

Jesús M. Moreno