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Foto: ayto-crivillen.es |
Una de las cosas más divertida de mi niñez era cuando lograbas encasquetarle
un mote a alguien y que fuera aceptado por el resto. Aunque a decir verdad los
apodos que poníamos no gozaban de mucha imaginación, más bien eran muy
directos, pero gracias a ello la mayoría perduran en el tiempo. Vamos a repasar
algunos de los más populares:
Uno de los más típicos era cuando alguien tenía un buen cabezón
automáticamente pasaba a ser "el cabeza" o "el maceta".
Lo mismo ocurría cuando lo grande eran los apéndices auditivos, "el
oreja" o dándole un vuelco "Pepe Soplillo" en homenaje al
personaje del programa el kiosco, que era un mono con dos buenas orejas.
Seguimos con la cara, si lo que tenía un buen tamaño era la nariz podías ser
"el Pinocho" o "Franco Napiato".Después teníamos los ojos
achinaillos, rápidamente te convertías en "el chino".
Para terminar con el geto, si un colega era pecoso, automáticamente se
convertía en "el cara queso".
Otro cásico en el mundo del mote ocurría cuando el alguien tenía el color de
piel más oscuro que el resto, ahí no nos complicábamos la vida, "el
negro" o bien "el conguito" que eran unos cacahuetes bañados en
chocolate. También recuerdo a un chaval en el colegio, bastante oscuro, que
jugaba de portero al que llamaban N´Kono, en honor al portero del Español de la
época.
En mi época éramos todos tirando a retacos y cuando un compañero era
más alto de lo normal se denominaba "el pata chicle".
En verano llegaban a nuestra ciudad chavales de distintas ciudades de la
península, "El malagueño", "el madrileño", "El Sevilla".....
Y se ve que esto se mantiene hoy en día ya que a mí en mi equipo de fútbol me
llaman "Melilla".
Otra forma para poner motes era hacer "ingeniosos" juegos de
palabras con el apellido, a bote pronto recuerdo a Escarabajal, "el
escarabajo", Ferrón, "Turrón" o Perdomo, "Palomo".
Después recuerdo un par de apodos muy populares en mi tierra y que tenían
varias acepciones, estos eran "El cebolla" o "el milhoja".
Ambos valían para denominar a gente que era muy taruga, aunque el segundo podía
también valer para fieles comedores del riquísimo pastel relleno de crema. Pero
también podía valer por ser testarudos o simplemente porque sí.
Volviendo a la apariencia física quien no ha conocido a un Pitufo o a un
albóndiga, en ambos casos para referirse a personas de baja estatura, aunque en
el segundo a la poca altura se le sumaba el sobrepeso.
Al que llevaba gafas se le llamaba cuatro ojos y al amigo tacaño se le
denominaba "el rata". Otro animal muy de mote era "el
pájaro" usado para los que iban de listillos.
Seguro que me estoy dejando alguno en el tintero, así que os invito a
completar la colección en el apartado de comentarios, un saludo a todos
Jesús M. Moreno